El campo es uno de los lugares cuya esencia misma rejuvenece las virtudes aturdidas que se conservan en el corazón y es que sin lugar a dudas en él se puede encontrar:
Espacio para sentirnos libre junto a la hermosura de la madre naturaleza.
La ternura infinita en la sonrisa de un niño
La preciosa vista que nos ofrecen los prados, las mesetas y los picos encumbrados de nuestras montañas
Los más originales modelos de construcción
La sonrisa que ilumina las vidas de todos aqullos que moran en su enredor
El hermoso canto del río sobre su cuenca que trae consigo el recuerdo de nuestros aborigenes: los taínos (humildes y pacificos por naturaleza)
La dicha inmensa de ser feliz y vivir en armonía con lo que la vida te has dado.
La lección de comprender que la abundancia llega cuando el ser humano se une a la naturaleza para que esta le provea lo que necesita para vivir sin lastimarla
La lección de que el amor no necesita castillos dorados para esconderse allí, mas bien lo que necesita es libertad para expresarse.
En definitiva en el campo podemos encontrar que un respiro de aire puro, un rayo de sol a levantarse el día, una sonrisa que se abre como flor que convive en ese espacio, la sinfonía perfectadel trino de las aves y canto del río que baña las cuencas, sumado a una dosis de sinsero amor son suficientes para rejuvenecer el compromiso divino de amarnos los unos a los otros como mannda nuestro creador.
1 comentario:
Precioso artículo Fausto. Siempre me he sentido un campesino frustrado, pues soy un apasionado del campo y no tuve el privilegio de ser de un campo de mi país.
Mi vida sí ha estado ligada al campo y cada vez que puedo estoy en un campo disfrutando de todo lo que describes en tu artículo. Te felicito.
Héctor
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